jueves, 21 de febrero de 2013

Y QUE EL AMOR NOS DESHAGA JUNTOS


Te mirabas al espejo cada mañana con la misma mueca que al despertar. Pero a mí nadie me había explicado que un simple gesto podía desprender felicidad. 
Y tú eras el claro ejemplo de aquella frase que tanto tardé en comprender, pero ahora repito con tanta facilidad. 
Como ejemplo me valías para todo aquello de lo que había dependido durante tanto tiempo, y con depender no me refiero a necesidad, sino a dependencia-droga. Aquello de lo que prescindes y te falta el aliento al recordarlo. Pero al fin y al cabo sobrevives, que es de lo que se trata. 
Sobrevivo. Y el corazón a voces.

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